Friday, January 26, 2018

Ursprache y Poesía

La noción de Ursprache, una lengua primigenia que supuestamente habló el ser humano, presupone una monogénesis de los diferentes lenguajes de nuestra especie. Esa unidad de origen, oculta la pluralidad comunicativa en la que se fundamenta la comunicación emocional animal. Sólo si pensamos que lo que hablaron los primeros seres humanos es el resultado de un don divino que establecía una discontinuidad en las comunicaciones de la vida con la vida, tal monogénesis tendría interés para el estudio filosófico. De lo contrario, ese primer lenguaje humano, no sería más que un elemento más de una secuencia de eventos que llevó y sigue llevando hacia formas cada vez más complejas de comunicación humana y desarrollo psicológico.
Las emociones básicas serían entonces un proto-Ursprache, que podría a su vez ser remitido a formas más básicas de comunicación orgánica y celular. Comunicamos emociones, y no sólo entre los organismos de nuestra especie: la vida se entiende con la vida a través de las emociones básicas, y son una herramienta fundamental para la relación del organismo con el grupo, y del grupo con el medioambiente.
La poesía nace de esta necesidad vital comunicativa, como vehículo que la perfecciona a través del ritmo y la forma, conectando así con los procesos cíclicos del organismo y la memoria. Comunicaciones más complejas y ricas de contenido perfilaron en nuevos moldes las básicas imágenes de la supervivencia hasta hacerlas otra cosa, un objeto emocional abstracto emergente en el que nuestra psique encontró campos nuevos para su desarrollo. Con el paso de los siglos, las viejas emociones se encadenaron en secuencias emocionales cada vez más sofisticadas, que no sólo reflejaban nuestra vida como humanos sino que la expandían y la creaban: la vida misma comenzó a imitar la poesía, a creer en sus mundos y traerlos a la vida cotidiana, actualizando modelos de emoción potenciales.
El encadenamiento de secuencias emocionales ha derivado en la creación de melodías condensadas que suponen la sutil construcción de objetos vivenciales, o si se prefiere, paisajes anímicos en cuya riqueza armónica de sofisticadas relaciones resuenan generaciones enteras de seres humanos, aglutinando los diversos lenguajes particulares gracias a la construcción artística emocional de la poesía, haciendo resonar fractalmente en un solo lenguaje todos los demás que alguna vez se hablaron.
El camino desde los éxtasis del chamán, pasando por la vieja Evohé dionisíaca y otros arrebatos líricos de entusiasmo divino decantados en el viaje de las eras, no es más que un tramo de una senda que hunde sus raíces literalmente en el lenguaje de la vida conquistando su medio propio entre las estrellas. Las secuencias poéticas de nuestro tiempo se han condensado conforme a la conciencia de este desarrollo, y hoy es la voz humana el fruto de un largo y doloroso despertar a una identidad aún por hacerse, como la del propio universo. Un río insondable empuja el alma de la vida inmarcesible hacia su hazaña: la vitalización de lo inerte. Una nueva poesía, siempre por hacer, proclama su ancestral abolengo para ser su herramienta.