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Naturaleza como autoreconocimiento

El reconocimiento Yo-Tú es la acción de la vida-inteligencia que llamamos naturaleza. Se objetiva primero como un “nosotros”, siendo este pronombre el sujeto transcendental de un habla. Sobre el polo del nosotros se construye la acción económica que lleva a la persona social. Cuando creemos hablar, habla por nuestra boca el nosotros, habla el grupo presente y los ancestros. Este “nosotros” es una proyección del Yo-Tú, y Yo-Tú es la autopoiesis del Yo soy. La naturaleza es entonces una acción de reproducción en el autoreconocimiento, un autoreconocimiento que se retroalimenta y sustenta la relación epsitemológica entre el “nosotros” y el apeiron a través de la que representamos las objetivaciones de la vida-inteligencia. La fantasmagoría de la naturaleza es producida por el carácter ficticio del sujeto transcendental “nosotros”, cuyos deseos-preguntas son relativos a una configuración específica espacio-temporal de la vida-inteligencia, es decir, son relativos a objetivaciones p...

Yo-Tú

 Cuando miro a otro ser humano, lo objetivo, y solamente lo conozco como el objeto que hago de él, una representación sobre la que proyecto mi yo psicológico . No obstante, hay una forma de cognición que ocurre fuera de las dimensiones puramente mentales, la psicológica y la transcendental: hay un reconocimiento basado en la identidad del Atman, del "yo soy". Al margen de las personas sociales que pueda compartir con esa persona (el hecho de ser, padres, o ciudadanos, o cualquier otro personaje social), hay una conexión en el aquí y ahora que me lleva a comprender que hay una continuidad de mi Atman en el suyo. Comprendo que igual que yo no soy ninguna de las personas sociales que actúo, ese otro individuo no es ninguna de las objetivaciones sociales que actúa, pero que “yo soy” aplica tanto a mi identidad psicofisiológica como a la suya. “Yo soy” es entonces también “tú eres”, y comprendo que Yo-Tú es un único pronombre, y que es distinto al nosotros, pues Yo-Tú es subj...

El deseo-pregunta

  El deseo sin objeto, como una forma de atención básica, de movimiento inicial, tiene a nivel mental la forma de la pregunta. Es el origen del proceso de conocer, pero sus raíces están en el proceso de ser, son anteriores a un sistema nervioso, es una voluntad autopoética más básica, presente a nivel celular, e incluso más simple, un impulso tan espontáneo y directo, tan único, que no presupone ni admite un movimiento contrario. Cuando se desarrolla a nivel mental, el deseo-pregunta nos sorprende con esa no-dualidad: una pregunta no es verdadera ni falsa. Aunque los contenidos de la pregunta pertenecen a la dualidad, por la semanticidad de sus términos, la síntesis que forman expresan algo incuestionable, un empuje creativo que abre lo ya pensado a lo no pensado. Lo ya pensado, el pasado, sólo puede llevar a una proyección de sí mismo: esta proyección se encuentra con el entorno no dual de la pregunta, y el deseo, como duda, como insatisfacción, sacude lo ya pensado y l...

Yo psicológico, yo transcendental , Atman

Buscamos un término permanente, algo a lo que asirnos, que nos sirva como referente cuando el torbellino del devenir no vale ya como explicación fidedigna y la experiencia cotidiana nada dice sobre nuestra identidad. No hay nada en ninguna parte que nos diga que tal fundamento tenga sentido, tan sólo una intuición básica sobre algo genuino en nuestra existencia que parece sugerir el concepto de algo fundamental y permanente. Las diferentes tradiciones míticas ofrecieron una amplia variedad de posibles términos que agotaron los sentidos del concepto de divinidad. La última de ellas, la de la ciencia contemporánea, se pierde a sí misma en las limitaciones inherentes a la lógica paradójica que utiliza, y a cambio de los juguetes de la técnica, mantiene las promesas de una fundamentación científica para la existencia que no deja de ser una fantasmagoría metafísica. Volvemos entonces al sujeto que creemos ser, desencantados con los objetos que satisficieron nuestra curiosidad infa...

Mi identidad no es personal

La persona es discontinua, es una narración de la memoria psicológica, ni siquiera una narración de los estados del cuerpo, salvo aquellos liminales en los que precisamente la persona desaparece: momentos de gran gozo o dolor. El hecho de que yo pueda estar aquí y ahora siendo sin necesidad de apelar a ninguna memoria ni hacer ninguna narración, muestra la hoja en blanco sobre la que la persona escribe su narración de identidad. Esa hoja es el Atman, el “yo soy”. Cuando vivimos en la persona sólo prestamos atención al texto que escribe tal persona. Cuando la persona desaparece, que da el Atman a la vista y somos eso. Cuando somos Atman sin persona vivimos en la plenitud. Todos los días estamos ahí inadvertidamente, como cuando hemos cumplido un deseo y aún no hemos proyectado el siguiente, o entre dos pensamientos, o cuando la percepción nos toma y absorbe por completo. La continuidad que experimentamos en nuestra existencia se debe al soporte sobre el que construimos nuestras na...

Sobre el mito de la personalidad individual

En un pasaje de la  Orestíada  de Esquilo encontramos el que quizá sea el primer registro de la condición psicológica de la individuación en términos sociales:  Yo tengo mi propia mente, separada de los otros 1 . El hecho de que entendamos la frase de Esquilo muestra que es falso su contenido, porque una mente aislada de los otros no podría hacerse entender. Su arrebato apolíneo no es sino una propuesta ideal en la que se expresa una paradoja, ya observada en el mundo moderno por Friedrich Nietzsche 2 , y que podríamos expresar así: Cuanto menos utilizo mis capacidades simbólicas generales soy menos individual, pues soy incapaz de establecer mis diferencias con respecto a otros. Pero también, Cuanto más utilizo mis capacidades simbólicas generales, menos individual soy, pues las diferencias son expresadas y pensadas en términos de un lenguaje que no he creado yo, sino los otros. Podemos entonces inferir: No puedo expresar ni pensar la individuac...

No dualidad

El término advaita (no-dual) aplicado al conocimiento (vedanta, en el sentido de "final del veda" final del conocimiento) es de origen reactivo: niega la existencia de una Realidad (divina en su momento) distinta de nosotros (humanos), y más tarde, del sujeto. Advaita es la proclamación de una unidad, de un ser absoluto sin un segundo ser.  Como cuando adjudicamos cualquier otro atributo a lo Real, decir "Realidad no-dual", no quiere decir nada que no sea una proyección mental cargada de connotaciones históricas específicas. No podríamos dotar de atributos a la Realidad  desde la parcialidad y limitación de un lenguaje elaborado por una persona social, tan sólo podemos elaborar fantasmagorías. La Realidad no puede ser ni Una , ni Dos... No es ninguna cuantificación ni ninguna cualificación, pues no es ningún objeto.