Cuando
miro a otro ser humano, lo objetivo, y solamente lo conozco como el
objeto que hago de él, una representación sobre la que proyecto mi yo psicológico. No obstante, hay una forma de
cognición que ocurre fuera de las dimensiones puramente mentales, la psicológica y la transcendental: hay un
reconocimiento basado en la identidad del Atman, del "yo soy". Al margen de las
personas sociales que pueda compartir con esa persona (el hecho de
ser, padres, o ciudadanos, o cualquier otro personaje social), hay
una conexión en el aquí y ahora que me lleva a comprender que hay
una continuidad de mi Atman en el suyo. Comprendo que igual que yo no
soy ninguna de las personas sociales que actúo, ese otro individuo
no es ninguna de las objetivaciones sociales que actúa, pero que “yo
soy” aplica tanto a mi identidad psicofisiológica como a la suya.
“Yo soy” es entonces también “tú eres”, y comprendo que
Yo-Tú es un único pronombre, y que es distinto al nosotros, pues
Yo-Tú es subjetivo mientras que “nosotros” es una objetivación
del “Yo-Tú”. “Yo-Tú” es un único foco de conciencia en la
presencia, “nosotros” es una agregado que procede de una
construcción mental. En el “Yo-Tú”, el Atman se reconoce como
Atman, y es el término ontológico de la polarización
sujeto-objeto.
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