El
reconocimiento Yo-Tú es la acción de la vida-inteligencia que
llamamos naturaleza. Se objetiva primero como un “nosotros”,
siendo este pronombre el sujeto transcendental de un habla. Sobre el
polo del nosotros se construye la acción económica que lleva a la
persona social. Cuando creemos hablar, habla por nuestra boca el
nosotros, habla el grupo presente y los ancestros. Este “nosotros”
es una proyección del Yo-Tú, y Yo-Tú es la autopoiesis del Yo soy.
La naturaleza es entonces una acción de reproducción en el
autoreconocimiento, un autoreconocimiento que se retroalimenta y
sustenta la relación epsitemológica entre el “nosotros” y el
apeiron a través de la que representamos las objetivaciones de la
vida-inteligencia. La fantasmagoría de la naturaleza es producida
por el carácter ficticio del sujeto transcendental “nosotros”,
cuyos deseos-preguntas son relativos a una configuración específica
espacio-temporal de la vida-inteligencia, es decir, son relativos a
objetivaciones particulares.
El
“nosotros” proyecta representaciones parciales de la
vida-inteligencia que constituyen la fantasmagoría del “ello(s)”,
un objeto que no es impersonal, sino inerte, una máquina. “Nosotros”
es la forma básica de las personas sociales,es una persona social y
está constituido por personas sociales. En la máquina, el
“nosotros” se hace opaco, el “yo soy” queda desprovisto de su
energía de movimiento inicial y sólo representa mecánicamente
reproducciones o réplicas de objetos. Mientras que el
autoreconocimiento del Yo-Tú en la vida-inteligencia libera energía,
pues los objetos pasan a ser extensiones del sujeto impersonal, del
Atman, la maquinización la fija en formas y la separa.
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