El
deseo sin objeto, como una forma de atención básica, de movimiento
inicial, tiene a nivel mental la forma de la pregunta. Es el origen
del proceso de conocer, pero sus raíces están en el proceso de ser,
son anteriores a un sistema nervioso, es una voluntad autopoética
más básica, presente a nivel celular, e incluso más simple, un
impulso tan espontáneo y directo, tan único, que no presupone ni
admite un movimiento contrario. Cuando se desarrolla a nivel mental,
el deseo-pregunta nos sorprende con esa no-dualidad: una pregunta no
es verdadera ni falsa. Aunque los contenidos de la pregunta
pertenecen a la dualidad, por la semanticidad de sus términos, la
síntesis que forman expresan algo incuestionable, un empuje creativo
que abre lo ya pensado a lo no pensado. Lo ya pensado, el pasado,
sólo puede llevar a una proyección de sí mismo: esta proyección
se encuentra con el entorno no dual de la pregunta, y el deseo, como
duda, como insatisfacción, sacude lo ya pensado y lo pone en
suspenso, originando por un instante el yo transcendental, la
apertura cognitiva al apeiron que producirá una nueva configuración
de la fantasmagoría del conocimiento.
No comments:
Post a Comment
Please write here your comments