Juicios analíticos, en
sentido kantiano (Kritik der reinen
Vernunft.A7),
son aquellos en los que el predicado está
contenido en el sujeto, lo que equivaldría
a decir que son aquellos en que la conexión
sujeto-predicado se da a través de la identidad. Por
su parte, juicios sintéticos son aquellos
en los que el predicado está fuera del sujeto. Los primeros serían
juicios de clarificación mientras que los segundos lo serían
de amplificación.
Puesta
en su contexto histórico, la
distinción continúa la hecha por Hume entre proposiciones que
conectan ideas y proposiciones sobre hechos (An
Enquiry concerning Human Understanding. 4.1.1/25),
y la distinción Leibniziana entre las verdades de razonamiento y las
verdades de hecho (La
Monadologie.33).
La
filosofía analítica, desde Frege en adelante, retomó la
problemática de la distinción, abriendo una discusión que llevó a
una nueva reformulación de los fundamentos de la matemática y de la
filosofía del lenguaje.
Sorprende que la Crítica de la Razón Pura no prosiguiese una
investigación más detallada de la todavía obra fundamental de la
geometría de su época (y lo será hasta el siglo XIX) en las
argumentaciones relativas a la Estética Transcendental.
¿Cómo concibe Kant la geometría? Como ciencia condicionada por la
intuición pura del espacio en el sujeto. Sus principios, si han de
tener certeza apodíctica, tienen que ser a priori, y no estar
basados en meras percepciones (K.R.V. B.39) ni en la experiencia de
las relaciones de los objetos. Los principios (Grundsätze) de la
geometría están basados entonces en una intuición a priori (y no
empírica, insiste Kant) (A.25.), y la geometría nos proporciona
cognición sintética a priori (B.16-17), es más los principios de
la geometría son juicios sintéticos a priori (B.16). Kant, no
obstante admite que algunos de los principios de los geómetras son
analíticos y descansan en el principio de contradicción (B.16),
principios que según Kant, sirven sólo como proposiciones (Sätze)
de identidad para el método deductivo pero que no son como tal
principios, y da como ejemplo el principio de identidad y el que el
todo es mayor que la parte. Este último, sin embargo, es la quinta
noción común (axioma) de Euclides, una proposición fundamental en
la construcción geométrica. Leibniz (Historia et Origo Calculi
Diferentialis) ya había probado analíticamente el axioma.
1.
Definición-Premisa: Cualquier cosa igual a la parte de otra, es
menor que la otra.
2.Pero
una parte es igual a otra parte del todo (es decir a sí misma, por
el principio de identidad)
3.
Por lo tanto, la parte es menor que el todo. Es decir, por definición
del genero común de las partes.
Hay
otro lugar en la Crítica donde Kant vuelve a insistir en el
contenido analítico de algunos principios de la geometría, a la que
dedicó mucha más argumentación que a la aritmética en relación
al contenido sintético a priori de sus fundamentos, quizá porque él
mismo no estaba tan convencido. Las proposiciones: iguales añadidos
o sustraídos a iguales dan un mismo resultado en cada uno de los
casos (A.164), son proposiciones analíticas. Se trata en este caso
de los. axiomas dos y tres de Euclides. Tres de los cinco axiomas de
Euclides son reconocidos por el propio Kant como analíticos y no
sintéticos. Las nociones comunes (koinai ennoiai) son precisamente
la parte más intuitiva de la composición euclidiana, y resulta que
Kant las considera analíticas, contradiciendo su proposición
fundamental del carácter sintético a priori de los fundamentos de
la geometría. Sobre los axiomas uno y cuatro, ni siquiera dice nada:
1.
Aquella cosas que son iguales a otra distinta, son iguales entre sí.
4.
Las cosas que coinciden entre sí, son iguales unas a otras.
Proposiciones
que son claramente analíticas pues nos dan definiciones del concepto
de igualdad.
En ningún momento de la Crítica nos queda claro a cuáles de los
cuatro tipos de proposiciones que encontramos en Euclides
(definiciones, postulados, nociones comunes y proposiciones) llama
principios. Así por ejemplo, se pasa a hablar de proposiciones
(Satz) a principios (Grundsatz), sin ninguna precisión. En B16, para
ilustrar el contenido sintético de los principios geométricos se
apela a una proposición (que la línea recta es la más corta entre
dos puntos),mientras que en B760, se llama axioma (Axiom) o principio
sintético a priori, a la proposición (que no se encuentra en
Euclides) de que tres puntos siempre están en un plano (proposición
que además es falsa si no indicamos que unos de ellos no pertenezca
a la línea).
Que las condiciones de posibilidad de la intuición sean sintéticas
a priori, es decir, el que espacio y tiempo sean condiciones de la
sensibilidad, no prueba que los juicios construidos bajo tales
condiciones no tengan componentes analíticos, o que incluso, como es
el caso, que la totalidad de sus axiomas sean analíticos.
El problema va más lejos, pues los objetos fundamentales de la
geometría no se corresponden con ninguna intuición. Como ya
comprendiera Aristóteles (Analíticos Posteriores. II. 93b.19), las
definiciones no prueban que una cosa sea. Las definiciones que hace
Euclides no prueban la existencia de esos objetos geométricos en la
intuición, pero son objetos espaciales sobre los que se prueban
propiedades que aplican al espacio, y (curiosamente) cuyo criterio de
aplicación al espacio se basa en principios deductivos: aplican las
propiedades que se deducen correctamente y no aplican las mal
deducidas. Las definiciones son entonces enunciados analíticos,
especialmente las que sirven de fundamento constructivo a las demás.
Así, por ejemplo, la primera de
ellas (un punto es aquello que no tiene partes)
establece una determinación negativa con respecto a la intuición de
la pluralidad. De una determinación así no puede ofrecerse ninguna
representación intuitiva e implica un proceso de abstracción con
respecto a una percepción, y además, tampoco se deriva de los
axiomas. Con un objeto así, sólo se pueden hacer juicios
analíticos, pues no habría forma de comprobar la verdad o falsedad
empírica de un enunciado que lo contenga como sujeto. En la
analítica de los principios kantiana, leemos en relación a los
axiomas de la intuición que todas las intuiciones son magnitudes
extensas (B.202), pero los objetos de la geometría euclidiana están
construidos a partir de puntos (no extensos), por lo tanto no
podrían pertenecer a ninguna intuición, ni siquiera a la pura del
espacio. El que la extensión geométrica sea el resultado de agregar
cosas no extensas, no sugiere precisamente una fundamentación
sintética para la geometría, por mucho que la condición de
posibilidad del espacio venga dada a priori en el sujeto. Lo no
extenso sería sólo aprehensible en relación al sentido interno,
pero el sentido interno sólo funciona como secuenciación, por lo
que un punto no sería nunca intuible, lo que hace que todas las
proposiciones en las que se considere un punto tengan como fundamento
el principio de contradicción. El que un punto no tenga partes
impide que también pueda ser considerado como parte de una
extensión. La definición 3, nos
dice que los extremos de una línea son puntos, o lo que es lo
mismo, dos puntos determinan una línea; pero ello supone que hay una
parte del punto en contacto con el otro punto y una que no está en
contacto con él (se ve más claro al incluir un tercer punto) lo que
supondría que hay dos partes en un punto, sin embargo, un punto no
tiene partes por definición.(Paradojas similares fueron tratadas ya
por Platón en el Parménides). Asimismo, ya que el punto no tiene
extensión, no cambia la extensión de una recta si le quito un
punto. Y si a la recta resultante le quito otro punto, tampoco cambia
su extensión, pero esto viola la noción común 3, pues tengo la
misma extensión substrayendo un punto que dos puntos. Tampoco
cambiaría si le quito infinitos puntos. Esto afecta también de una
forma u otra al resto de los axiomas… y también a la demostración
de Leibniz tratada más arriba. El todo no es mayor que la parte
cuando las partes son puntos, como cree probar Leibniz, lo que nos
lleva curiosamente a que los axiomas de la geometría no son ni
meramente juicios sintéticos, ni tampoco meros juicios analíticos,
pues los juicios analíticos de la geometría euclidiana han sido
construidos en base a ontologías paradójicas (el todo y la parte,
por ejemplo), es decir, habría juicios analíticos en geometría
cuya verdad o falsedad no es decidible, y por tanto no expresan ni un
contenido analítico ni uno sintético, como sería el caso de
algunas proposiciones sobre el continuo. Por ejemplo:Podemos
construir una recta con dos puntos contiguos. Si son contiguos
están en contacto uno con otro, pero si están en contacto no pueden
ser puntos pues el contacto implica tener una parte en contacto y los
puntos no tienen partes, si son puntos y son contiguos, son
discontiguos, y no podemos construir esa recta. Pero si son
discontiguos, quiere decir que hay un punto entre ambos, es decir que
son contiguos con ese punto, es decir, al construir una recta con
puntos discontiguos construimos una recta con dos puntos contiguos.
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